DISCURSO 1


EXPERIMENTANDO EL NAVEGADOR DE LA TOTALIDAD


James el creador de los Materiales de los Wingmakers, ha traducido estos discursos. Ellos son un elemento significativo de los métodos educativos usados por los maestros de la Orden de Enseñanza de los Lyricus, del cual James es un miembro. Los discursos están disponibles por primera ocasión.

Estos discursos son diálogos entre un maestro y su estudiante, y son documentados por su valor educativo de tal forma que otros puedan utilizar la misma enseñanza.

Estudiante: ¿Qué me impide experimentar mi ser más íntimo?

Maestro: Nada.

Estudiante: ¿Entonces por qué no lo experimento?


Maestro: Temor.

Estudiante: Entonces, ¿el miedo me lo impide?

Maestro: Nada te lo impide.

Estudiante: ¿Pero no me acabas de decir que el temor es la razón por la que no puedo experimentar este estado de conciencia?

Maestro: Si, pero no te lo impide.

Estudiante: ¿Entonces qué lo hace?

Maestro: Nada.

Estudiante: ¿Entonces qué papel juega el miedo?

Maestro: Si estás en prisión, ¿qué temerías más cuando sueñas en ser liberado?

Estudiante: Volver a prisión... Entonces, ¿estás diciendo que temo experimentar mi ser más íntimo porque retornaré a mi ignorancia?

Maestro: No. Estoy diciendo que tu miedo a la ignorancia te mantiene en la ignorancia.

Estudiante: Estoy confundido. Pensé que estabas diciendo que yo temía experimentar a mi ser superior, pero ahora suena como si me estuvieras diciendo que temo a mi ser humano. ¿Qué es?

Maestro: Temes regresar a tu ser humano después de experimentar el fragmento de Dios en tu interior.

Estudiante: ¿Por qué?

Maestro: Si estás sediento en el desierto, ¿qué es lo que desearías por encima de todo lo demás?

Estudiante: ¿Agua?

Maestro: Entonces, ¿si te diera un vaso de agua, estarías satisfecho?

Estudiante: Si.

Maestro: ¿Por cuánto tiempo?

Estudiante: Está Bien. Veo tu punto. Lo qué más desearía por encima de todo sería estar cerca del agua, así podría beber cuando quisiera, o mejor aún, querría dejar el desierto por completo.

Maestro: Y si amaras el desierto, ¿tendrías miedo de dejarlo?

Estudiante: Tú estás diciendo que temo la experiencia de mi ser más intimo porque querría dejar este mundo atrás, ¿pero cómo puedo temerle a eso cuando no tengo en absoluto la experiencia de ello?

Maestro: Éste no es el miedo que inunda tu cuerpo cuando alguien está a punto de asesinarte. Es el miedo de una sombra tan misteriosa, antigua y primordial que tú sabes inmediatamente que trasciende esta vida y este mundo, y su conocimiento te cambiará irreversiblemente.

Estudiante: ¿Entonces es realmente a este cambio al que le temo?

Maestro: Es a la irrevocabilidad del cambio a lo que le temes.

Estudiante: ¿Pero cómo lo sabes? ¿Cómo sabes que le temo tanto que no puedo experimentar mi ser más íntimo?

Maestro: A fin de mantener el instrumento humano en interacción estable con este mundo, los diseñadores del instrumento humano crearon ciertas restricciones sensoriales. Debido a que estas no fueron absolutamente efectivas, también se diseñó dentro de la Mente Genética de la especie humana un miedo instintivo de ser desplazado de su realidad dominante. Por estas dos razones es que lo sé.

Estudiante: Pero esto no es justo. ¿Estás diciendo que mi capacidad de experimentar mi ser más íntimo ha sido disminuida por los mismos seres que lo diseñaron? ¿Por qué? ¿Por qué debería estar frustrado continuamente de saber que tengo una parte de Dios en mi interior, pero con la que no se me permite interactuar?

Maestro: ¿Amas este mundo?

Estudiante: Si.

Maestro: Tú estás aquí como un instrumento humano para interactuar con este mundo y para sintonizarte a su realidad dominante, y traer tu conocimiento de tu ser más íntimo a este mundo incluso si este conocimiento no es puro, fuerte o claro.

Estudiante: ¿Pero si tuviera esta experiencia de mi ser más íntimo, no podría traer más de este conocimiento a este mundo?

Maestro: Esta es la falacia que te frustra. ¿Tú crees que la experiencia de estas sublimes energías e inteligencia pueden ser reducidas a una traducción humana?

Estudiante: Si.

Maestro: ¿Entonces cómo?

Estudiante: Puedo enseñar a otros como se siente estar en armonía con sus almas. Puedo traer más luz a este mundo e inspirar a otros a buscar esto dentro de sí mismos. ¿No es esto lo que tú haces?

Maestro: ¿Te he enseñado cómo alcanzar este estado?

Estudiante: No, pero me has inspirado.

Maestro: ¿Estás seguro? ¿No acabo de decirte que no puedes experimentar este estado en el instrumento humano? ¿Es eso inspiración en tu definición?

Estudiante: No me refería en este caso específico, pero me has inspirado a pensar más profundamente en los asuntos y problemas que me confrontan.

Maestro: Si quieres traer más luz a este mundo, ¿por qué la interacción con tu ser más íntimo te capacitaría para hacerlo?

Estudiante: Eso justamente. No sé si lo hará. Solo parece lógico que sí lo haría. ¿Este conocimiento profundo no lo tienen todos los buenos maestros? ¿No lo tienes tú?

Maestro: Es cierto que hay maestros que pueden cambiar sus realidades dominantes, y han aprendido a integrar esto en sus vidas sin perder equilibrio o efectividad en este mundo, pero son extremadamente raros.

Estudiante: Lo sé. Pero eso es lo que aspiro aprender. ¿Se aprende no? ¿Puedes enseñarme?

Maestro: No, no se aprende. No es enseñable. No se adquiere mediante instrucción, técnicas esotéricas o procesos reveladores.

Estudiante: ¿Entonces cómo adquirieron esta habilidad estos maestros que la tienen?

Maestro: Nadie adquiere esta habilidad. Ese es mi punto. Ningún maestro dentro de un instrumento humano sobre la Tierra en este tiempo, o en algún tiempo previo, tiene la habilidad de vivir como un humano y simultáneamente vivir como un fragmento de Dios. Tampoco ningún maestro hace malabares entre estas realidades con certeza y control.

Estudiante: Me sorprende oír esto. ¿Por qué es esto así?

Maestro: Por las mismas razones que te dije anteriormente. ¿No crees que esto aplique a todos los humanos?

Estudiante: ¿Incluso a Jesús?

Maestro: Incluso se aplica a Jesús.

Estudiante: ¿Entonces por qué tengo este deseo? ¿Quién puso esta noción en mi cabeza de que yo sería capaz de experimentar mi ser más íntimo o fragmento-de-Dios?

Maestro: Si alguien experimenta el viento, ¿no entienden ellos algo de un huracán?

Estudiante: Supongo.

Maestro: ¿Si nunca experimentaste un huracán, pero experimentaste el viento y la lluvia, serías capaz de imaginar en un mejor grado un huracán que si nunca hubieras experimentado el viento y la lluvia?

Estudiante: Pensaría que sí.

Maestro: Tal es el caso de Dios dentro del instrumento humano. Puedes experimentar amor incondicional, belleza suprema, armonía, veneración y totalidad, y al hacerlo puedes imaginar las características y capacidades del fragmento de Dios en tu interior. Algunos maestros simplemente han tocado más el borde del fragmento de Dios que otros, pero te aseguro, nadie ha entrado en sus profundidades mientras vivió en un instrumento humano.

Estudiante: ¿Pero algunos maestros no viajan fuera de sus cuerpos?

Maestro: Si, pero siguen viviendo dentro de un instrumento humano mientras viajan. Todo lo que dije aún se aplica.

Estudiante: ¿Entonces qué hago? ¿Renunciar a este deseo de tener esta experiencia?

Maestro: Hay un pez que puede dejar su mundo subacuático sobre el equivalente de alas. Aunque por un leve momento, experimenta el reino de los que respiran aire. ¿Crees que este pez volador alguna vez ha deseado tocar una nube?, ¿escalar un árbol o aventurarse dentro de un bosque?

Estudiante: No lo sé... lo dudo.

Maestro: ¿Entonces por qué vuela sobre el agua?

Estudiante: Supongo que es un instinto, algo de un imperativo evolutivo.

Maestro: Exactamente.

Estudiante: ¿Entonces estás diciendo que esto es verdad para los humanos también? ¿Nos esforzamos por experimentar nuestro fragmento de Dios debido a un imperativo evolutivo o compulsión?

Maestro: Si, y como el pez volador, cuando rompemos nuestro mundo es sólo por un corto tiempo y caemos bajo la superficie otra vez. Pero mientras estamos encima de la superficie de nuestro mundo, momentáneamente olvidamos que somos sólo humanos con un principio y un fin. A pesar de eso, no imaginamos que podemos tocar la cara de Dios en nuestro interior.

Estudiante: Pero yo si. Siento que yo puedo, incluso debería tocar este fragmento-de-Dios.

Maestro: Tú piensas de este modo porque tienes una esperanza e ingenuidad exuberante de una persona no familiarizada con la experiencia de la Primera Fuente.

Estudiante: ¿Entonces tú no te sientes de esta manera?

Maestro: Cualquiera afinado a las más altas vibraciones de su ser más íntimo sentirá esto y será guiado por ello. La única diferencia es que yo me contento en saber que no lo experimentaré mientras esté encarnado en un instrumento humano.

Estudiante: ¿Y este contento qué te proporciona que yo no tengo?

Maestro: La habilidad de canalizar mi energía en este mundo en lugar de usarla en la persecución de otro.

Estudiante: ¿Pero pensé que habías dicho que es un imperativo evolutivo? ¿Cómo controlo este deseo o ambición?

Maestro: Vive en este mundo con toda tu pasión y fuerza. Ve el fragmento de Dios en este mundo, incluso si es solo un faro mermado o una luz cansada. ¡Míralo! ¡Nútrelo! No estés tan apurado buscándolo en las profundidades de tu corazón o mente donde crees que debería estar.

Estudiante: Es difícil no estar desilusionado por el sonido de estas palabras. Es como alguien diciéndome que la visión que tuve fue meramente un espejismo, o un truco de la luz.

Maestro: Este es un mundo de sombras y ecos. Puedes perseguir la fuente de ellos si lo deseas, pero probablemente dejaras de vivir en este mundo. Disminuirás tu experiencia de sombras y ecos, y esta es la verdadera razón por la que encarnaste sobre este planeta en este momento.

Estudiante: Pero suena tan pasivo, como si debiera conformarme a experimentar este mundo, y no tratar de cambiarlo. Yo siento que estoy aquí para mejorarlo, cambiarlo para bien, y que estoy omitiendo alguna experiencia, alguna capacidad para hacer esto. ¿Qué es lo que siento y por qué?

Maestro: Cuando experimentas la tibieza del sol, ¿cambias al sol?

Estudiante: No.

Maestro: Y si sostienes un trozo de hielo en tus manos, ¿lo cambias?

Estudiante: Si. Empieza a derretirse.

Maestro: Entonces hay algunas cosas que las puedes experimentar y hay otras que las puedes cambiar.

Estudiante: Y yo debería conocer la diferencia.

Maestro: Eso ayuda.

Estudiante: Lo sé. Es elemental. Pero no sé si me ayuda a sentirme menos desilusionado.

Maestro: Estoy de acuerdo, lo sabes, pero no necesariamente lo has practicado. Es un principio de vida practicar el juicio cuidadoso y el discernimiento, y mientras que la gente de manera elemental pensará este concepto, es una diferencia muy importante vivir en un estado de satisfacción o, como tú lo pones, de frustración.

Estudiante: Entonces no puedo cambiar el hecho de que el fragmento de Dios en mi interior es mío es incognoscible para mi mente humana, y debo aceptarlo. ¿Es esta la lección a ser aprendida aquí?

Maestro: No.

Estudiante: ¿Entonces cuál es?

Maestro: El concepto del fragmento de Dios dentro de ti tiene poder. Puede ser contemplado, pero no puede ser experimentado como una realidad dominante en un instrumento humano. A través de este acercamiento contemplativo puedes aprender discernimiento, y mediante este discernimiento aprenderás cómo navegar en el mundo de las sombras y ecos de tal forma que traigas cambios que están de acuerdo con los objetivos de la Primera Fuente. Tú exteriorizas la voluntad del fragmento de Dios, en vez de buscar su experiencia. Al hacerlo, eliminas las energías de miedo y frustración que fluyen a través de tu mente.

Estudiante: Gracias. Tu enseñanza justo golpeó el acorde que he estado buscando desde que encontré este sendero, y siento su resonancia.

Maestro: En resonancia serás guiado.
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